De la noche tus ojos me refugian almas negras…
La interminable niebla envejecida en putrefactas barricas mudas… que esperan la boca eterna y consumidora de vicio… aquella boca que hará salir la eternidad hablada, la palabra dulce, la vida eterna antes que dios-con-minúsculas…
Su voz susurra los sabores viejos…
Su boca miente la verdad eterna…
Sus ojos ven lo que la vida esconde en apagadas luces que no quieren verse… terribles, eternas de nuevo, sin poder morir porque la muerte apaga toda luz eterna… invisible entonces…
Cierro los ojos pero aún no he muerto…
¿Qué misterio me espera para desaparecer por fin…?
Silencio…
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