Presumo que en una más que amplia mayoría, los lectores de estas líneas estarán de acuerdo con la idea de que hay actividades, asuntos y cuestiones que, por regla general, precisan de varios intentos para que el ejecutante interesado quede satisfecho con el resultado y dé por concluida la tarea.
Me refiero a cosas tales como girar un tapón de rosca, quitar los restos de migas de pan de la mesa, limpiar el espejo del baño, secarse las manos, quitarse las legañas de los ojos, escribir, aprender a escribir, pronunciar palabras de algún idioma menos familiar, ser y estar sin diferencia, freír un huevo sin estrés, bailar sin contar los pasos ni mirar los pies, dejar la mente en blanco, amar de verdad a alguien, amar a alguien de verdad, amar simplemente, creer en las cosas, en la gente, en la vida, en la muerte… pensar en las cosas, en la gente, en la vida, en la muerte… observar en silencio, escuchar en silencio, buscar el propio silencio, provocar el silencio en ti mismo, en otra persona, en los demás o en todos a la vez… dar por finalizado un texto…